Sin duda una táctica exitosa para ganar es practicar de manera verosímil el cínico arte de transferir responsabilidades a la hora de enjuiciar los fracasos y de usurpar méritos a la hora de proclamar los triunfos.
Atendía la librería una señora mayor de rostro agraciado y cabello blanco recogido en la nuca, que leía sentada en una silla con un elegante chal sobre los hombros. Un perro labrador dormitaba en la alfombra a sus pies.
Le gusta contar que, en la literatura de los años veinte, en Alemania o no sé dónde, había una escuela poética de lo cotidiano. Según él, la publicidad responde a posteriori a esa corriente poética. Convierte en poesía los simples objetos de la vida. Gracias a ella lo cotidiano se ha puesto a cantar.
Durante un rato guardaron silencio; no era un silencio incómodo, sino solo el vago temor que tienen las personas más refinadas a iniciar una conversación con banalidades.