miércoles, 6 de febrero de 2013

Dolores

Marc Vic

Mi ánimo no está para tirar cohetes, como se dice por aquí. Casi todo duele últimamente: la crisis pega fuerte y cada día los caídos están más cerca. Impotencia, impaciencia. Nostalgia anticipada de la pérdida futura. Añoranza punzante de la ausencia obligada. Cerco cruel que acuchilla la ilusión. Desconsuelo.
Los males de la inteligencia, desgraciadamente, duelen menos que los del sentimiento, y los del sentimiento, desgraciadamente, menos que los del cuerpo. Digo "desgraciadamente" porque la dignidad humana exigiría lo contrario. No hay sensación angustiada del misterio que pueda doler como el amor, los celos, la nostalgia, que pueda sofocar como el miedo físico intenso, que pueda transformar como la cólera o la ambición. Pero tampoco ningún dolor de los que destrozan el alma consigue ser tan realmente dolor como el dolor de muelas, o el de un cólico, o (supongo) el dolor del parto.


Libro del desasosiego. Fernando Pessoa

3 comentarios:

Arcoyflecha dijo...

Ya estaba echando de menos tus post. Me resultaba extraño tanto abandono. Ahora lo entiendo. Hay momentos en los que una solo está para cumplir razonablemente y luego, en soledad lamerse las heridas (las penas, las cuitas...)que así parecen doler menos.

Quizá leer a Pessoa no sea la mejor medicina en estos momentos.

Ánimo compi.....Un abrazo apretadito.

Emilio Manuel dijo...

La incultura es uno de los grandes dolores de la humanidad.

Un abrazo.

HLO dijo...

No son inferiores los dolores del sentimiento o de la inteligencia. Qué es un depresión sino el dolor absoluto, el cierre, la noche de la inteligencia y de todos los sentimientos, excepto el dolor de la tristeza y la desesperación.