martes, 21 de julio de 2015

Cierre por desesperación

Hay calles que muestran, como esqueletos, una estructura ósea de lo que fueron algún día. Cierran negocios, se vacían inmuebles, se opacan sus cristaleras, pero rara vez se quitan los rótulos; sus nombres perduran acusadores en su queja, van más allá. Pasan meses, años incluso, y seguimos leyendo Charcutería Vicky, Librería Cuentacuentos, Ferretería Garín, Churrería Díaz, etc. Como es nuestro barrio, sabemos quiénes dejaron piel y sudor, ilusión y futuro en esos proyectos de vida hoy desechados. Eran miniempresas tan pequeñitas que les venía grande la legislación talla única. No pudieron soportar el peso de tantas exigencias administrativas, laborales y fiscales. La burocracia y la uniformidad las aplastaron.
Orlando Buccino Sacco

Ella venía aquí con el crepúsculo
para aprender a dibujar.
Mientras hoy oscurece en el pequeño
solar lleno de escombros,
el viento va arrastrando
entre cascotes un dibujo suyo.
Dentro de mí se encienden las ventanas
de aquel viejo taller y, frente a un caballete,
una chica aplicada, silenciosa, dibuja.
Afuera yo la espero con los ojos cerrados
sabiendo que, al abrirlos, podré ver
sólo la excavadora alzando inmóvil
su pala con los dientes de hierro en el vacío.

Derribo del Carrau Blau. Joan Margarit
María Hergueta

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