domingo, 10 de febrero de 2019

Como bestias alunadas

La novia del viento. Óskar Kokoschka

Luego le pregunté qué quería cenar, y él me besó para demostrarme en un instante de qué manera el hombre más tranquilo, puede perder en un solo gesto hasta el menor asomo de tranquilidad, y en ese momento, dejé de vivir, para instalarme en un territorio diferente del mundo conocido, donde las sonrisas flotan en el aire, y el tiempo puede detenerse horas enteras en un solo segundo, y las mujeres como yo se enamoran como bestias alunadas, aterradas y cautivas para siempre al mismo tiempo.

 Atlas de geografía humana. Almudena Grandes

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