Me encandiló su manera de tomarme, con delicadeza y prudencia. Artista del preámbulo, acariciaba bien y no intentaba nada sin preguntar. Había en él un cierto tacto de Gabriel que nunca volví a encontrar en nadie. Por culpa de Paul Chassagnon me sentí después tan atraída por los homosexuales, con la esperanza de encontrar en ellos todo el placer que me había dado.
(Franz-Olivier Giesbert. La cocinera de Himmler)
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