lunes, 3 de agosto de 2015

Tienen los viejos cafés algo de sucursal de la vida

Louis Anquetin 

Siendo de provincias y  pasando por Madrid sólo de tarde en tarde, no tuve ocasión de visitar el Café Comercial, pero siento su desaparición porque los cafés con solera aportan elegancia a las ciudades, y a las personas sosiego, porque son como islas en las que podemos sentirnos diferentes, parecernos a los que nos gustaría ser o fantasear con hazañas inalcanzables más allá de la puerta; son ¡otro mundo!
Todo lo que representa un café añoso está muy bien contado en El penúltimo café, EL MUNDO 28-07-2015. Pasaréis un buen rato leyéndolo, lo recomiendo.

El café es un refugio tremendo; es también un alivio de caminantes; es una zona neutra; es un descanso de la monotonía de la casa buena y un lujo barato para el inquilino de la casa mala.

Karen Offutt

 
En la terraza del café-restaurante, Martínez bebía un zumo de limón. Espesos cabellos negros, ojos azules, un vestido corto con franjas anaranjadas y amarillas, tirando un poco a violeta: una hermosa y joven mujer.

La edad de la discreción. Simone de Beauvoir

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