lunes, 15 de julio de 2019

Un poema para todos los públicos

Soy también las lecturas que no hago, por eso conservo las referencias y críticas literarias atrasadas y no leídas, incapaz de tirarlas a la basura; pienso que en esas páginas pacientes que esperan mis ojos, duerme un tesoro que en algún momento descubriré.
Y sí, acabo encontrándolos. Así me topé hoy con este que os traigo de un Babelia de 2015, que recomienda el libro Ítaca (Nórdica) ilustrado por Federico Delicado. Que el poema es una joya ya lo sabía, y el libro, aunque no lo conozco, se ve que es precioso... a lo mejor aún estamos a tiempo de encontrarlo...

Pero es que, además, la manera de presentar esta obra me ha encantado. Transcribo:
Federico Delicado

Ítaca es un poema que se lee como si te lo recitaran al oído. No hace falta conocer a Homero ni saber de las aventuras y desventuras de Odiseo. No hace falta saber que Odiseo, rey de Ítaca, partió a luchar contra los troyanos en una guerra que duraría 10 años y que luego regresó a su isla, donde le esperaban su mujer y su hijo, en un viaje que se demoró otros 10 años... La Ítaca que escribió Cavafis se parece al sonido del viento atrapado en un bosque. El viento es Homero, pero el rumor que escuchamos cuando nos adentramos entre los árboles son las palabras de Cavafis. Ítaca habla de lo que significa la vida: los placeres, los peligros, el valor, el miedo, la sensualidad. También habla de la muerte como destino.
El País Babelia, 19-12-2015
Me atrevo a dedicar este post a mi querida amiga Mª José, que sabe de odiseas, de cavafis y de ítacas muchísimo más que yo, de hecho es mi iniciadora: gracias a ella amo este poema, porque vi en sus manos un libro como el de la foto y deseé inmediatamente tener yo en las mías otro igual... aunque de todo esto hace ya muchos años, casi tantos como dura el viaje de Odiseo. 
Alexander Jansso

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Posidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Montes de la Axarquía

Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Rufino Tamayo

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas, no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

Ítaca (pág. 100) C.P. Cavafis. Poesía completa

Mi regalo de hoy es el reencuentro con Ítaca, tan dulce y alentador que deberíamos leerlo en voz alta, declamarlo, todos los días: seríamos mejores y más felices.

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